En el New York Times de hoy hay un artículo sobre niños transfronterizos. El artículo relata la travesía de aquellos niños que viven en el lado mexicano de la frontera y cruzan todos los días a la escuela en los Estados Unidos (link). La mayoría de estos niños son ciudadanos americanos, pero por circunstancias familiares viven del lado mexicano.
Alguien que vive de cualquier lado de la frontera sabrá que esto no es raro. Ya que nuestra habilidad para responder a los incentivos del mercado es mayor que la habilidad de los gobiernos por destruir dichos mercados. Y sí, este es el mercado de la educación. Así es que no voy a intentar hacer un juicio de valor sobre las acciones de estos niños (moralmente me es imposible, ya que comparado a ellos yo la tuve en charola de plata). En cambio, voy a proponer dos argumentos en contra de la actual política de tratar de evitar que estos niños crucen a la escuela en los Estados Unidos.
Primero, es importante resaltar que la mayoría de estos niños son Americanos, le guste a no a Steve Camarota (link). Probablemente en un futuro habitaran en Estados Unidos, o por lo menos tienen el derecho de hacerlo. Que sirve mejor a la sociedad Americana? Que en el futuro se vengan a vivir con poco capital humano que les permita sobresalir en Estados Unidos, o que dese ahora empiecen a invertir en ese capital en escuelas Americanas. Segundo, la selección de estos niños no es aleatoria, sino que solo los más emprendedores y hábiles se van a levantar a las 3 am y van a cruzar cada mañana para venir a la escuela. La selección no es distinta a la de las transferencias interdistritales en los Estados Unidos y a la selección de escuelas intradistritales (link). En resumen, es en nuestro interés el velar que estos niños adquieran el capital humana necesario para sobresalir en el mercado laboral americano. Y es en nuestro interés el que estos niños se queden en Estados Unidos, ya que todo el esfuerzo que hacen para estudiar, refleja una habilidad muy especial.